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Con la activa participación de pescadores artesanales, líderes locales y autoridades del Ministerio del Medio Ambiente, la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura, del Servicio Nacional de Pesca y del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se dio inicio en la localidad de Chepu al proyecto GEF Incentivos para la Conservación de la Biodiversidad (ICB), una iniciativa que promueve la protección de ecosistemas clave mediante herramientas innovadoras y la colaboración comunitaria.

En el marco del lanzamiento, los pescadores del sector asumieron el compromiso de conservar el ecosistema marino-costero a través de la creación de un refugio marino voluntario en el área de manejo y explotación de recursos bentónicos (AMERB) que ellos administran y promover certificaciones de buenas prácticas de manejo de recursos y turismo de intereses especiales, cuidando el territorio y propiciando una mejor calidad de vida para las familias de este rincón del sur de Chile.

“Estamos en Chepu, en este lugar maravilloso y conociendo también una experiencia maravillosa de cómo actividades productivas locales pueden compatibilizar de manera virtuosa con la protección de la naturaleza. En este caso hemos conocido al sindicato de pescadores artesanales Mar Adentro como un conjunto mancomunado con la comunidad, con nuestro ministerio, también con el PNUD, con CECPAN, también una organización local, cómo se ha avanzado en que el área de manejo de recursos bentónicos ha sido capaz de avanzar en sustentabilidad, asegurar el recurso, no sólo presente sino también para las futuras generaciones y además es una experiencia pionera en lo que queremos que se convierta también en la implementación del servicio de diversidad y protección, la ley 21.600 que justamente considera estos instrumentos económicos de conservación para la biodiversidad y aquí estamos viendo cómo este tipo de instrumentos en el futuro ojalá se repliquen, esta es una experiencia pionera en la cual en el área marina, en el área de manejo se ha generado un refugio marino para asegurar los recursos y la sustentabilidad y en general el maravilloso ecosistema que estamos presenciando”, dijo el Subsecretario de Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, en la ceremonia de lanzamiento del proyecto, efectuada en el Muelle de la Luz.

Como parte del proyecto GEF Incentivos para Conservación de la Biodiversidad, la comunidad local ha comenzado a explorar nuevas herramientas para la protección del medioambiente, como refugios marinos voluntarios, certificaciones de sustentabilidad que reconocen buenas prácticas de manejo local y retribución por conservación de servicios ecosistémicos marinos y costeros.

El proyecto GEF apoya la iniciativa con subvenciones de bajo valor que permiten consolidar el refugio, fortalecer la gobernanza territorial y establecer estrategias de financiamiento relacionadas a la conservación y desarrollo de turismo local de largo plazo. Además, se están fortaleciendo capacidades locales en monitoreo y gestión ambiental, con el objetivo de asegurar la sostenibilidad del esfuerzo en el tiempo.

“Buscamos que el refugio marino de Chepu se consolide como una iniciativa sostenible, con mecanismos que aseguren su financiamiento y permitan que la comunidad siga liderando su conservación. Esperamos fortalecer el monitoreo comunitario y explorar nuevas oportunidades de movilización de recursos vinculadas al uso sustentable de la biodiversidad marina, asegurando beneficios a largo plazo para las familias de la zona” destacó Amerindia Jaramillo, coordinadora nacional del Proyecto GEF Incentivos para la Conservación de la Biodiversidad.

A su vez José Miguel Villarroel, Presidente del Sindicato Mar Adentro de Río Chepú, explicó el cambio de mirada del sindicato, “los cambios de mentalidades que han ocurrido, yo creo, en todo el sindicato, viene p por nuestros hijos. Acá en la zona hay una escuela que se llama Alla Mapu, y que tiene un sello bien conservador. Tiene su sello verde, y que han trabajado mucho en el tema de conservación acá en la zona. Nuestros hijos nos han venido cambiando la mentalidad. Ha sido súper bueno, súper sano para todos nosotros, porque nos ha dado un plus, y nos ha dado otra manera de mirar nuestro trabajo y también el lugar en el cual vivimos, es un entorno maravilloso.

HERRAMIENTAS INNOVADORAS PARA LA CONSERVACIÓN
Chile tiene una biodiversidad única, pero sus ecosistemas enfrentan amenazas crecientes debido al cambio de uso del suelo, la sobreexplotación de recursos y los efectos del cambio climático. A pesar de contar con fuertes regulaciones y políticas de conservación, se requiere promover nuevas formas de conservar la naturaleza y detener la pérdida de biodiversidad.

En este contexto, el proyecto ICB busca incorporar herramientas innovadoras que generen incentivos para la conservación y fortalezcan la gestión de los territorios. Trabaja con dos tipos de instrumentos que ayudan a movilizar recursos y compromisos. Por un lado, los normativos, que establecen reglas claras para compensar los impactos ambientales de proyecto o actividades, y garantizar la protección de la biodiversidad a largo plazo con apoyo de propietarios locales.

Esto incluye las compensaciones de biodiversidad, que se exigen a proyectos o actividades susceptibles de generar impactos ambientales a realizar acciones de conservación equivalentes o superiores al impacto generado, y los Derechos Reales de Conservación (DRC), un mecanismo legal que permite a propietarios de tierras destinar sus predios a la conservación, asegurando su protección en el tiempo.

En segundo lugar, están los instrumentos económicos, que generan incentivos y oportunidades de financiamiento para la conservación. Entre ellos, las retribuciones por servicios ecosistémicos (RSE), que permiten que quienes se benefician de la naturaleza, como consumidores de agua o sectores productivos, aporten recursos para su protección y restauración.

Además, las certificaciones de biodiversidad y servicios ecosistémicos reconocen a actividades, prácticas o sitios que contribuyen a la conservación de la biodiversidad, aumentando su valor en el mercado y promoviendo la adopción de buenas prácticas ambientales.

Estos nuevos instrumentos, establecidos en la Ley para la Naturaleza, vienen a complementar la política ambiental del país, y buscan recompensar a quienes están aportando a la conservación del patrimonio natural, ya sea desde la creación de área de conservación promovidas por la sociedad civil, proyectos de conservación y restauración de ecosistemas y actividades económicas que usan de manera sustentable la biodiversidad.

Situado en la costa occidental de la Isla Grande de Chiloé, la localidad de Chepu está a orillas del río del mismo nombre, que es navegable, y desemboca en el Pacífico. La localidad pertenece a la comuna de Ancud, ciudad desde la que se llega en vehículo tras en un trayecto de 41 kilómetros, la mayor parte a través de la Ruta 5. Sus ríos y esteros forman parte del Santuario de la Naturaleza Humedales de la Cuenca de Chepu, ecosistemas que tienen una enorme importancia por ser hábitat de diferentes especies de mamíferos, aves, y anfibios nativos, y conforma el Paisaje de Conservación de Chiloé, iniciativa impulsada por el Ministerio del Medio Ambiente que busca apoyar actividades productivas que promueven el cuidado del entorno natural y se desarrollan de manera sustentable.

El proyecto Incentivos para Conservación de la Biodiversidad (ICB) es implementado por el Ministerio del Medio Ambiente y el PNUD para un periodo de ejecución de cinco años, con financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) y aportes de diversas instituciones y organizaciones públicas y privadas.



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